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¿QUÉ ES LA MOTIVACIÓN?
® Es una atracción hacia un objetivo que supone una acción por parte del sujeto y permite aceptar el esfuerzo requerido para conseguir ese objetivo. La motivación está compuesta de necesidades, deseos, tensiones, incomodidades y expectativas.
® Constituye un paso previo al aprendizaje y es el motor del mismo. La ausencia de motivación hace complicada la tarea del profesor. También decir que la falta de motivación por parte del alumno queda a veces fuera del alcance del profesor
® La motivación está constituida por todos los factores capaces de provocar, mantener y dirigir la conducta hacia un objetivo.
Tipos de motivación:
® Motivación relacionada con la tarea, o intrínseca: la asignatura que en ese momento se está estudiando despierta el interés. El alumno se ve reforzado cuando comienza a dominar el objeto de estudio.
Las experiencias que tienen los alumnos van formando poco a poco el autoconcepto y la autoestima. Es el deseo constante de superación, guiado siempre por un espíritu positivo.
® Motivación Extrínseca:
Es extrínseca cuando el alumno sólo trata de aprender no tanto porque le gusta la asignatura o carrera si no por las ventajas que ésta ofrece.
Contraria a la MI, la motivación extrínseca pertenece a una amplia variedad de conductas las cuales son medios para llegar a un fin, y no el fin en sí mismas.
Es extrínseca cuando el alumno sólo trata de aprender no tanto porque le gusta la asignatura o carrera si no por las ventajas que ésta ofrece.
Contraria a la MI, la motivación extrínseca pertenece a una amplia variedad de conductas las cuales son medios para llegar a un fin, y no el fin en sí mismas.
Aunque en ocasiones parezca todo lo contrario (no por la evaluación en sí, sino porque no se lleva a cabo de forma adecuada), la evaluación puede y debe cumplir una función motivadora, tanto para el profesorado como para el propio alumnado. Conocer las dificultades y poner en marcha los mecanismos oportunos que traten de superarlas es un aspecto motivador siempre y cuando logremos tener la confianza de que es posible dicha superación (cuestión que debe afectar tanto al profesorado como al propio alumnado).
La evaluación oportuna, necesaria y bien organizada favorece el incremento de la actividad cognoscitiva del estudiante, propicia el trabajo independiente, contribuye a la consolidación, sistematización, profundización y generalización de los conocimientos y la motivación por el estudio. Asimismo, favorece que el alumno se plantee mayores exigencias, defienda y argumente sus explicaciones contribuyendo a la formación de convicciones, formación de hábitos de estudio, el desarrollo del sentido de la responsabilidad y la autoevaluación.
De importancia resulta, además, la garantía de la participación individual y colectiva de los estudiantes en todo el proceso evaluativo y en el análisis de los resultados. Ello, junto con el uso de la estimulación y la crítica del trabajo, favorece la motivación y la formación de estrategias de autoevaluación y regulación por parte de los alumnos, al contar con información e incluso participar en la determinación de objetivos de evaluación, criterios, indicadores, formas de proceder.
La motivación como la fuerza polivalente que impulsa y mueve a la acción a los sujetos adoptando conductas determinadas, fortalecerá la relación profesor-alumno, la cual incentivará al educando a descubrir los diversos motivos que lo animen para ser constantes, persistentes y responsables en sus estudios y trabajos, hasta concluir el proceso de enseñanza. Los indicadores que permiten conocer las características de esta función motivadora del asesor son, entre otros, los siguientes:
Forma de interacción y motivación del profesor
Las ideas de interacción que se dan en la relación asesor-alumno genera ambientes de aprendizaje que pueden ser autocráticos, permisivos o democráticos. Si son autocráticos, el profesor tutor se impone, él decide qué aprender, cómo hacerlo, él es el centro del proceso enseñanza-aprendizaje, el alumno es objeto de enseñanza y no sujeto de aprendizaje. La motivación por el aprendizaje significativo, se reduce a lo que el asesor quiere que aprenda el
alumno o, mejor dicho, lo que él desea que repita el alumno. La relación permisiva, es aquella en la cual el profesor deja a su libre albedrío al alumno. Lo deja hacer sin ninguna dirección. La dirección gira en torno a varios puntos de atención, que obedecen a otros tantos objetivos del alumno, que pueden estar o no relacionados con los objetivos de los temas, con los de las asignaturas o a los objetivos curriculares. La relación democrática, es la relación donde el docente se convierte en un coordinador y facilitador del aprendizaje. Orienta al alumno a descubrir lo significativo de los contenidos, convirtiéndose en un sujeto de aprendizaje. En este sentido, la motivación lo mueve a aprender por convicción de aprender y descubrir un universo de significaciones que están relacionados con su vida cotidiana y con su futura vida profesional.
Organización de actividades con propósitos definidos
El planteamiento anterior nos lleva a pensar en un profesor que no improvisa, sino que planea sus clases y crea ambientes de aprendizaje. Que lleva un registro del avance del alumno y hace a un lado la espontaneidad, porque de antemano organiza las actividades de enseñanza y aprendizaje con propósitos definidos de supervisión y evaluación de los diversos contenidos, así como la aplicación de los mismos por el alumno. Se trata de anticiparse a la evaluación que realizará la sede central.
Estimulación del razonamiento
Si partimos del hecho de que los ambientes de aprendizaje se generan a partir de situaciones y condiciones de la relación asesor-alumno, el asesor debe promover los procesos mentales e intelectuales en el alumno, orientados a estimular la reflexión y el análisis de la problemática tratada. Es de suma importancia que las categorías, conceptos, principios, leyes y teorías que integran la ciencia, sean aplicados para encontrar posibles explicaciones de los objetos y fenómenos de estudio que nos presenta la realidad. Dicho de otro modo, el docente debe orientar al alumno a que analice y exponga, fundamentando sus explicaciones mediante la utilización de conceptos y categorías de análisis, su interpretación de la realidad.
Orientación de la ansiedad
En un sistema de enseñanza, la evaluación genera ansiedad, o sea, estados de inquietud o zozobra del ánimo y aflicción que repercuten en el aprendizaje. La ansiedad se puede presentar por varios motivos, por ejemplo: el desconocimiento de los antecedentes de la materia o asignatura que se va a estudiar, lo cual provoca estados de tensión y hace ver que el contenido es denso y pesado; la falta de métodos de autoestudio; la ausencia de guías de estudio, de actividades de aprendizaje o autoevaluaciones. El profesor, debe conocer las necesidades del alumno para canalizarlas a las fuentes generadoras de angustia y superarlas. Si se combina un texto pesado conceptualmente, con problemas tipográficos, con la falta de métodos y técnicas para el autoestudio y, las limitaciones en el tiempo; la angustia aumenta de grado y el alumno tiende a suspender sus estudios y eventualmente, termina por abandonar el sistema educativo.
Relación de la materia con el campo profesional del maestro
Cuando el alumno no encuentra relación, entre el conocimiento que está aprendiendo su vida cotidiana o su futuro campo profesional, ese conocimiento no despierta su interés, en tanto lo considera ajeno a su vida cotidiana y profesional futura. Esta relación teoría-práctica está vinculada con la experiencia o ejercicio profesional del profesor. Esto es, si el profesor jamás ha tenido la oportunidad de ejercer su profesión, no tendrá los referentes prácticos y operativos de sus muy diversos contenidos teóricos, por lo que se verá obligado a inventar o imaginar cómo se pueden presentar o aplicar en el ejercicio profesional. Si ejerce en su campo profesionalmente, su asesoría será clara y sus ejemplos precisos; hablará con confianza y seguridad, pues ha enfrentado o enfrenta problemas claros y concretos. Esa seguridad es trasmitida al alumno que funciona como medio motivador para seguir sus estudios por convicción de aprender, y no solamente con la idea de obtener un documento formal o título.
Cuando el alumno no encuentra relación, entre el conocimiento que está aprendiendo su vida cotidiana o su futuro campo profesional, ese conocimiento no despierta su interés, en tanto lo considera ajeno a su vida cotidiana y profesional futura. Esta relación teoría-práctica está vinculada con la experiencia o ejercicio profesional del profesor. Esto es, si el profesor jamás ha tenido la oportunidad de ejercer su profesión, no tendrá los referentes prácticos y operativos de sus muy diversos contenidos teóricos, por lo que se verá obligado a inventar o imaginar cómo se pueden presentar o aplicar en el ejercicio profesional. Si ejerce en su campo profesionalmente, su asesoría será clara y sus ejemplos precisos; hablará con confianza y seguridad, pues ha enfrentado o enfrenta problemas claros y concretos. Esa seguridad es trasmitida al alumno que funciona como medio motivador para seguir sus estudios por convicción de aprender, y no solamente con la idea de obtener un documento formal o título.
Forma de interacción y motivación del profesor
Las ideas de interacción que se dan en la relación asesor-alumno genera ambientes de aprendizaje que pueden ser autocráticos, permisivos o democráticos. Si son autocráticos, el profesor tutor se impone, él decide qué aprender, cómo hacerlo, él es el centro del proceso enseñanza-aprendizaje, el alumno es objeto de enseñanza y no sujeto de aprendizaje. La motivación por el aprendizaje significativo, se reduce a lo que el asesor quiere que aprenda el
alumno o, mejor dicho, lo que él desea que repita el alumno. La relación permisiva, es aquella en la cual el profesor deja a su libre albedrío al alumno. Lo deja hacer sin ninguna dirección. La dirección gira en torno a varios puntos de atención, que obedecen a otros tantos objetivos del alumno, que pueden estar o no relacionados con los objetivos de los temas, con los de las asignaturas o a los objetivos curriculares. La relación democrática, es la relación donde el docente se convierte en un coordinador y facilitador del aprendizaje. Orienta al alumno a descubrir lo significativo de los contenidos, convirtiéndose en un sujeto de aprendizaje. En este sentido, la motivación lo mueve a aprender por convicción de aprender y descubrir un universo de significaciones que están relacionados con su vida cotidiana y con su futura vida profesional.
Organización de actividades con propósitos definidos
El planteamiento anterior nos lleva a pensar en un profesor que no improvisa, sino que planea sus clases y crea ambientes de aprendizaje. Que lleva un registro del avance del alumno y hace a un lado la espontaneidad, porque de antemano organiza las actividades de enseñanza y aprendizaje con propósitos definidos de supervisión y evaluación de los diversos contenidos, así como la aplicación de los mismos por el alumno. Se trata de anticiparse a la evaluación que realizará la sede central.
Estimulación del razonamiento
Si partimos del hecho de que los ambientes de aprendizaje se generan a partir de situaciones y condiciones de la relación asesor-alumno, el asesor debe promover los procesos mentales e intelectuales en el alumno, orientados a estimular la reflexión y el análisis de la problemática tratada. Es de suma importancia que las categorías, conceptos, principios, leyes y teorías que integran la ciencia, sean aplicados para encontrar posibles explicaciones de los objetos y fenómenos de estudio que nos presenta la realidad. Dicho de otro modo, el docente debe orientar al alumno a que analice y exponga, fundamentando sus explicaciones mediante la utilización de conceptos y categorías de análisis, su interpretación de la realidad.
Orientación de la ansiedad
En un sistema de enseñanza, la evaluación genera ansiedad, o sea, estados de inquietud o zozobra del ánimo y aflicción que repercuten en el aprendizaje. La ansiedad se puede presentar por varios motivos, por ejemplo: el desconocimiento de los antecedentes de la materia o asignatura que se va a estudiar, lo cual provoca estados de tensión y hace ver que el contenido es denso y pesado; la falta de métodos de autoestudio; la ausencia de guías de estudio, de actividades de aprendizaje o autoevaluaciones. El profesor, debe conocer las necesidades del alumno para canalizarlas a las fuentes generadoras de angustia y superarlas. Si se combina un texto pesado conceptualmente, con problemas tipográficos, con la falta de métodos y técnicas para el autoestudio y, las limitaciones en el tiempo; la angustia aumenta de grado y el alumno tiende a suspender sus estudios y eventualmente, termina por abandonar el sistema educativo.
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